miércoles, 5 de septiembre de 2007

La muerte del encino...

Sorteando la suerte por ganar la vida
Soportando el viento, el sol, la sequía
Se erigió gallardo, el árbol que un día
Me miró a lo lejos como despedida

Meciendo sus ramas sacudió la pena
Se inclinó hacia el norte, señaló la ruta
Y en señal de duelo; cual sombra que enluta
Se quedó encorvado cual pez en la arena

Ha vuelto a la tierra con el tiempo escaso
Me acerqué al encino sin decirle nada
Lo abracé sonriente, yo sentí su abrazo

Reclinado y triste con su piel helada
Desnudó sus ramas porque ya su ocaso
Le llevó la vida por la madrugada.

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