jueves, 1 de noviembre de 2012

Le salieron alas... y fue feliz.



Primero fue una niña … y fue creciendo, buscando su acomodo, buscando sus sueños.
Creció, se desarrolló y siguió buscando su camino. Se abrió paso entre la bruma de su alma,
Se dejó llevar por sus instintos, por el sonido alegre de su corazón.
Y consiguió dos alas y voló por primera vez … y le gustó ser libre, y le gustó vivir sin barreras, seguir la ruta del viento y explorar eso que tanto deseaba.
El panorama ahora era distinto, más claro, más bello, más infinito.
Le gustaron las alturas y procuró estar siempre en la cima y aprendió tanto que quiso compartir ese sueño realizado, con los demás y comenzó a escribir, comenzó a hablar de esas cosas que la hacían feliz e inventó la poesía, inventó un lenguaje distinto al de los mortales, un lenguaje claro, bello, una forma de cantar mientras nos habla. Descubrió la mejor manera de hablar de la vida y su paisaje, del amor y sus consecuencias, de las lágrimas y el consuelo, de la risa y los amigos, del perdón y una caricia, de la fe y una mirada.
Le salieron alas y las ha seguido usando para encontrarse a ella misma, para hablar con su corazón, para reconocer las bondades del cielo y dar gracias por ser afortunada, porque cuando consiguió sus alas, encontró que la libertad es el anhelo del hombre, la libertad es ese camino que todos buscamos pero que muy pocos encuentran. La libertad es un don, pero también es un privilegio universal y nadie debería colocar barreras para usarlo, porque sin libertad seremos esclavos de nuestros miedos, de nuestros prejuicios, de nuestros rencores y torpezas.
La libertad es la fuente del conocimiento, de la paz, de los sueños y es un camino abierto al amor.
Le salieron alas y fue feliz.

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