Cinco de la mañana... inicia su rutina
afina el instrumento y hacia el templo camina
Con sus años a cuestas, arrugas en la cara
aquel hombre cansado, se apoya en una vara
El saco que le cubre (imprescindible atuendo)
sufre la misma suerte... los dos se van muriendo
Instalado en el coro, saca la partitura
su violín está listo, lo abraza con ternura
Y transformado el viejo... se acomoda esperando
la sonrisa en el rostro... (sabe que tiene el mando)
Se inicia la liturgia y con ella las notas
que hacen vibrar al templo por sus cuerdas devotas
Inundando de magia al recinto completo
consagrando los rezos con singular respeto
Una ronda de Tronos con sus alas doradas
lo secundan en coros con alegres baladas
Y aquel viejo se mece mientras toca extasiado
levitando en el centro como un ángel alado
Un rayo de luz blanca el altar ilumina
y entre nubes irreales el músico camina
En celestial cortejo de arcángeles armados
se colocan de hinojos flanqueando los costados
Con su música llena de celestiales tonos
unos coros se suman, son millares de tronos
Una ventana al cielo parece ser el templo
un respeto infinito... el músico es ejemplo
Se consuma el milagro... los fieles extasiados
a Dios le dan las gracias contentos y asustados
Se pone el saco el viejo (el violín a su estuche)
recita una plegaria sin que nadie la escuche
Y con su paso lento se pierde en el camino
apoyado en su vara ... aquel viejo "divino"
Salvatore*
No hay comentarios:
Publicar un comentario