Cuando las rosas se mueren
después de adornar el mundo
escriben en lo profundo
de la tierra lo que quieren
y nunca quieren tristeza
ni que abandonen el nido
ni que flechas de cupido
pierdan toda su destreza
Piden al jardín reseco
que en vez de ortigas y espinas
deje romas sus esquinas
y con amor llene el hueco
Para renacer de nuevo
en una canción eterna
que el viento la canta tierna
mientras brota su renuevo
Y cuando el brote progresa
en la magia de la bruma
aquella rosa y su pluma
resucitan la belleza.
Lo que parece perdido
ante un pesimismo ciego
gana con amor el juego
y cumple lo prometido.
Salvatore*
No hay comentarios:
Publicar un comentario