Esperar sin saber qué es lo que esperas
cuando ha pasado el tren de la esperanza
sentada en el baúl. Y tus quimeras
muriendo con el sol, en lontananza.
La llovizna llegó como tu llanto,
tu mirada es la voz de la tristeza,
el viento te consuela con su canto
y un paraguas se yergue en tu cabeza.
Sola tú, en los andenes del olvido
volteando al otro lado del destino
la vida para ti, perdió el sentido
tu razón se volvió un remolino.
Tal vez venga otro tren. Con él un sueño
tal vez tenga tu fe otro talante
tal vez con un final más halagüeño
y tu espera, tal vez: el detonante.
Salvatore*
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