En la ruta al pasado, de mi vida
ese andar que de espaldas voy marcando
dando tumbos, cual roca desprendida
cual lágrima furtiva, lastimando.
Cada cota que marca mi pasado
esa coma o el punto de mi historia
gritando lo nulo del resultado,
laceran las alas de mi memoria.
Revisando al revés el calendario
extraviados los días de mi alegría
he bajado el telón al escenario
y una amnesia olvidó lo que sentía.
Me he inventado otra vida, otra verbena
desenlace de un fin inesperado
negando que llegó mi última cena
refutando morir crucificado.
En las olas del mar de mi locura,
en la arena, tirado boca abajo,
intentando imitar a una criatura
y a la muerte burlar por un atajo.
La marea, el vaivén de mi recuerdo
-que pretende dañar más las heridas
que el amor le causó a mi lado izquierdo-
son olas que golpean, enfurecidas.
La tormenta no cesa su atropello
con su viento desleal, con su locura
de un castigo infernal tiene hoy el sello
y en esa confusión veo su figura.
Veo su rostro feliz sonriendo al verme
sus manos hacia mí de bienvenida
con sus ganas de amar y de poseerme;
de una confusión gris, viene vestida.
Ya quiero disipar la pesadilla
despertar de una vez, ver al futuro
un puente que me lleve a la otra orilla
y para no volver, izar un muro.
Salvatore*
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