martes, 12 de enero de 2010

a veces pido al tiempo, jugar los mismos dados

Invoco a los recuerdos alegres de mi infancia
donde la vida misma situaba en mi su mano
apareciendo niño, juguetes en la estancia
una sonrisa tierna y el rostro de mi hermano

Él fue sombra y cobijo, tutor, pauta y consuelo
rival de mil batallas, mi socio, mi maestro
gastábamos la vida, soñando con el cielo
escenas infantiles de un cosmos que fue nuestro

Llegó la adolescencia; aún escucho el eco
del canto de sirenas que hechizan nuestro huerto
un tiempo donde el río de amores se halló seco
más tarde sus torrentes, llegaron a buen puerto

Cada uno por su lado, buscando su destino
perdidos en el bosque de besos y de afectos
hechizos del elixir de un pecho femenino
que embrolla los sentidos...y un vicio sus efectos

Más no pudo el camino, romper nuestras alianzas
tatuadas en el pecho, cada uno con su mano
aquella nuestra historia dejó sus enseñanzas
tramando con el tiempo, los lazos con mi hermano

El bat se ha apolillado y el guante se ha perdido
el "cuadro" y los jardines jamás serán pisados
así la portería cumplió su cometido
y la última "canica" no tira más soldados

Ni hembras, ni guitarras, ni noches lisonjeras
ni rondas con amigos, ni tiempos de la holganza
no más copas tiradas y no más borracheras
quedó solo el recuerdo perdido en lontananza

Las huellas de aquel tiempo las sigo tarareando
en ritmos diferentes y acordes más pausados
y aunque el furioso río de ayer se fue calmando
a veces pido al tiempo jugar los mismos dados.

Salvatore*

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