sábado, 4 de septiembre de 2010

La conocí de repente...

La conocí, de repente
caminando por la playa
cuando la tarde se calla
para que escuche mi mente...
la brisa condescendiente
su perfume lo hizo mío
(como el mar recibe al río)
para refrescar la vida
le sonríe de bienvenida
con donaire y señorío

Se sentó placidamente
sobre la arena mojada
hablando con su mirada
(y era con mucho elocuente)
se me acercó lentamente
hechizándome el momento
traté de frenar mi aliento
para ocultar mi sorpresa
más tal era su belleza
que hizo lindo el sentimiento

Y entre deseos y dudas
sin emitir un sonido
le hice sentir mi latido
también con palabras mudas...
al ver sus piernas desnudas
su pelo lacio y brillante
el juego seguí adelante:
una caricia furtiva...
como barco a la deriva
me perdí por un instante

Extraviado en sus cabellos
y un remolino de besos
a los dos dejó posesos
como un prisma y sus destellos
los sentimientos más bellos
que han cruzado por mi vida
su cuerpo les dio salida...
una excitación tan franca
tan natural y tan blanca...
tan loca y enardecida.

Se desnudó totalmente
(fundió su cuerpo en el mío)
y otra vez furioso río
se entrega al mar de repente
aumentando su torrente
con un oleaje impetuoso
tan sensible y tan hermoso
tan calido y delicado
tan sensual y apasionado
que hizo rebozar el pozo.

Salvatore*

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